Vestías de un profundo negro,
tu imagen, triste y desolada,
amparo siempre buscaste en la vida,
vida de un sueño de esperanza.
Tu sombra entre dos pétalos dormía,
de una flor marchita y deshojada,
prendiste de ti un sentimiento,
sentimiento de amor y de lágrimas.
Rosa te llamaba la muerte,
rosa era tambien tu alma,
que en un perdido cielo,
como estrella de luz brillaba.
Fué mi vida un deseo,
desvanecido y amargo,
como el otoño de las hojas,
como el pasar de los años.
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