Navegaba en el plácido
mar de la muerte,
entre tinieblas y sombras,
como apocalíptico jinete,
con huella sobre las olas.
Y lloró por el viento,
lloró por las montañas,
entre el silencio,
profundo de la rosas,
que vestian de color,
la tierra entre sus formas.
Hoy asi siento y escribo,
que nadie se atreva a
recordarme con amor,
si mi vida fué,
sin amor y en el olvido.
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