Débil la brisa,
que el tiempo propaga,
entre los sueños perdidos,
de mi humeante memória.
La ensoñación despierta,
cuando busco sentido,
para escribir versos,
de la inspiración creadora.
Intangible la idea,
de mis deseos queridos,
materia poderosa,
que la mente desata.
Convierte en la cadencia,
y rima de un verso,
y con su música divina,
su esencia declama.
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