No fue ésta la primera
ni la última visita
que a ese rincón
hiciera mi corazón...
Y cada vez le conmueve
ver el árbol seco donde otrora
se anidara la primavera
acariciada por el viento,
inhumano desierto ahora
donde el oasis refrecaba
el sueño sediento...
Triste día sin alba,
noche lenta -negro velo-
inmensa sombra, sueño eterno
aunque se vele por los demás
nadie vela por nosotros
aun llevando mortaja,
como fantasmas en vida
que en la triste noche
con el candil en la mano
tratan de alumbrar el portal
que reflejan sus ojos
-anhelo del alma-
buscando pesadamente paz
en el seno de la tierra
-tumba del infinito-
Las lágrimas de la luna
apagando los luceros
y sin esperanza alguna
se van cerrando los cielos...
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