Elevo un sin fin de palabras que se
conjugan y hacen una invocación
por el bienestar de lo seres queridos,
de papá, de mamá, de todos mis hermanos,
y de la mujer a la que amo.
Elevo al cielo una carta que no necesita
un sobre que no necesita un remitente,
elevo a Dios el pedido de la felicidad
para todos, para el mundo y su gente,
para mi y mi amor.
Elevo una poesía que tenga la capacidad
de volverse un recado en los oídos de
incrédulos, que sea tan simple y tan
sencillo como el alma de humano que
recompensa mi soñar, con un rezo…
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