Después de Semana Santa
hay que volver a la realidad
pero no dejar en el ayer
la reflexión, la meditación,
la firme convicción
de hacer un alto en nuestras vidas,
de cambiar los malos hábitos,
para ser mejores ciudadanos,
e inundar el corazón de alegría
por la Resurección del Señor
pidiéndole su gracia
para alcanzar su Amor y perdón.
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