Esperé paciente el regreso,
de los amigos que se fueron,
que amé con toda el alma,
y que sin esperar me hirieron.
Acepto que no he superado,
el azote a los sentimientos,
me arrastró el oleaje mar a dentro,
y confieso que no me he sacudido,
la arena pegada al cuerpo.
Navegué a la deriva,
esperando favorables vientos,
que acercaran nuestras rutas,
nada se avista en el horizonte,
mientras va pasando el tiempo.
Mi barco sigue surcando mares,
unas veces en calma,
otras con zozobra y a la deriva,
mas no pierdo de vista el puerto,
por si alguno bueno se aproxima.
En la profundidad de los océanos,
fuí buscando a este olvido salida,
solo hallé belleza marina,
amigos no había, una leve luz me guía.
Por espacios fríos, invernales caminé,
y en cada resquicio de vida,
albergaba la esperanza,
que alguno aparecería en una esquina.
Me cansé de tanto esperar,
hoy, de tiemblo, mi alma tirita,
se perdieron en la inmensidad,
solo en mi corazon habitan.
Y en las penumbras del amanecer,
por senderos angostos, mi alma camina,
callada sin prisa, quiero darles tiempo,
por si a su paso me ven en lejania.
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