Mis hijos están hechos de mi arcilla
pulidos por el tiempo con mis besos,
son puros sus amores, son tan tersos
como el numen que forma su semilla.
Vivieron con nosotros en la villa
que mi esposa alentó con castos rezos,
sus consejos y sabios aderezos
que esculpe la razón como honda trilla.
Y luego llevarán mi breve historia,
bruñida con tesón; el pensamiento
que sólo el corazón radiante encierra
para alcanzar amor, respeto y gloria,
siguiendo de mis cauces el aliento
el día que me lleven a la tierra.
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