No caminar más allá del medio metro
que rodea un tétrico sillón
El esfuerzo, como mucho,
es llegar – cansino – al balcón
desde donde ver como los otros
juegan a vivir
El diario uso de la ametralladora
que culpa a los demás, al mundo, al universo,
ha hecho inútil la estirada
Globos
que han distorsionado la retina
explosionan cada noche
Pero nunca más allá del medio metro
que rodea ese sillón
ese balcón y esa ametralladora
que al final revienta los globos
inevitablemente llenos
solo de aire,
no de vida
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