Elevo mi copa desnuda de martirios
en un brindis conjurado y amargo
sobre un largo vientre de ríos
que estrujan mi alma.
¡Cuánto tiempo tuve que pasar,
para encontrarme de frente,
con mi imprevisible destino,
dolorosamente maltratado!
¡Cuántas horas persistiendo,
remendar una añoranza!
buscando rescatar una elegía,
que no me dé la espalda.
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