(Dedicado a Sandra)
Es tal vez el aliento de tus manos
o el claro sombreado de tus ojos,
tus palabras tan llenas de caricias,
es tu voz, tu mediterráneo acento
o el aire ocre de tu pelo suelto.
Será tu estirpe desde siempre hispana,
tu rebeldía agreste de montaña,
tu voz de poeta, tu pluma grácil,
lo que regalas como santo y seña,
en tu dorado ayer, en tu alegre hoy...
y en tu rumboso amanecer, mañana.
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