Me pongo a veces a meditar
en el mundo maravilloso y hostil
en el que me ha tocado vivir,
la paz, el amor y el respeto
parece que han emigrado.
Siento que siempre he vivido
en un lugar previligiado
alejado de guerras y sufrimientos
gozando de paz, amor y entusiasmo.
Me apenan mucho mis hermanos
que no pueden disfrutar de ella
no importa lo cercano o alejado que estén
son seres inocentes de ojos entristecidos
y congoja permanente en el alma.
Siento una impotencia terrible
al ver tanto sufrimiento,
mi corazón llora angustiado por las masacres
de los hermanos del próximo Oriente
defensores según ellos de la Santa Guerra Madre.
¿Padre, que pasa con ellos?
¿Por qué tanto odio en sus corazones?
estám ciegos de fanatismo y codicia
sin respetar gestantes, niños, ni hospitales.
Luz en el mundo se precisa
guia en el faro inconsciente del orgullo
donde impera el dominio frente al débil
obviando los valores del ser humano.
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