A la orilla del mar yo contemplaba
las olas venían embravecidas,
era como una galerna
a esconderme me fui entre unas rocas.

Me sentía feliz, contándole yo mis cosas
no necesitaba papel para yo escribirlas,
¡a gritos contaba yo mis penas
Creyéndome estar sola, y no le estaba!

Muy cerca de mí, había un hombre
me asusté al verle y el se dio cuenta,
ý me dijo que el también iba allí a refugiarse
del mundanal ruido y sus maldades.

¡Le vi un hombre extraño, pero cara de bondad
y más tranquila quede, me gustó su compañía!
éramos dos seres que sin buscarnos,
surgió una sana amistad buena y tranquila.

Cuando el mar ya se calmó, salimos a la playa
encontré un hombre enjuto y muy desaliñado,
¡y me volví asustar, pues estábamos solos,
y con una sonrisa franca, él me dijo ya quien era!

Perece que tienes amigos, pero un desengaño te llevas,
no es que huyera, es que le daba pena,
poner el corazón ,en gente que no lo comprendiera.
en esa playa estaba ya mi suerte echada.

Esa playa solitaria, es en donde yo encontré
lo que yo tanto buscaba, encontrar esa amistad
sana y sin suebterfugios, y la encontré en un hombre
Que tanto sufrió en la vida me lo decía el con su mirada.

Teresita Vázquez