Si un día el corazón latiera
que cubra con besos la mirada
de la ternura que estremeciera
al arropar con su magia el alma,
y en cada beso se entregaría
el aliento sagrado del alba
con la pasión del último día.
Si un día en la magia se viviera
y en alas del amor se volara
se ha de besar cada ocaso, enamorada,
porque puede que en un instante,
sin imaginarlo siquiera,
el alma, incansable caminante,
en el sueño eterno despertara
por la fría soledad acompañada...
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