Escribe hoy poeta sin dobleces
con la etiqueta abierta a la esperanza,
de este mi mundo que a la vida lanza
a la oruga que vive entre las mieles.
Comparte de tu mesa la migaja
y dale de beber en el camino
al hombre sediento, al peregrino
y a ese mendigo de cabeza baja.
Regálame poeta tu creencia,
el toque de tu pluma tan querido,
el cielo tan egregio y bendecido,
palmo a palmo… las notas de tu ciencia.
Escribe con palabras vigorosas
de ardientes y modernas fantasías,
que sean tus noches faustas y tus días
el océano de naves prodigiosas.
Bendíceme poeta con tu rima,
con tu palabra limpia, primorosa,
como insaciable y nueva chuparrosa
desgarra el corazón que te lastima.
No hieras la razón ni a la prestancia,
no dobles la cerviz ni el pensamiento,
tú puedes renacer de aquél aliento
con toques de tesón y quiromancia.
Imita luego al sol, candente espejo,
que baña al cielo de color de grana
y sea por siempre tu calor, mañana,
la misma sombra de tu actual reflejo.
Poeta celestial, eres portento
de las palabras que se explican solas,
renaces pronto de bravías olas
y pones en mi vida el sentimiento.
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