Te enumero en esta conciencia nocturnal,
en el vaivén de los silicios dibujados,
te enumero en mis sueños alados
donde te pinto en concierto divinal.
Te enumero en mis ansías frenéticas,
te plasmo en el silbido que afino mientras ando,
y cuando te visito en tus noches ibéricas,
no pregunto el donde ni el cuando.
Te mido tus extremos en mis ojos comprimidos,
palpándote en el confín de mis deseos profanos,
sintiéndote en la punta de quejidos,
se doblega mi espalda ante tus besos ufanos.
Te observo, te describo y te busco,
mientras me miro, y tu silueta reflejada
en mis ojos hacen que un brusco,
te haga fácil la escapada.
Estoy triste
y te enumero,
Como enumero mis lagrimas, mis suspiros y mis ansías.
Te enumero,
como el hijo del viento que extraña las fragancias.
como santo que extraña las falacias,
como mis ojos extrañan tu mirada,
cuando el buscarte en cada cosa hacen que sienta te pierda
en cada bocanada.
¿En dónde estás?
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