Vago por la penumbra
y su quetud hiriente,
la oscuridad de mi cuarto,
la tibieza de lo inerte.
Me debato, eterna lucha,
conocida en mi mente,
entre usencia y olvido,
esa pregunta insistente.
Te amé misteriosamente,
solo veia en ti bondad,
confié en ti ciegamente,
pero el ser bueno,
no es ser indiferente.
Te perdono porque amo?
por que amo perdono?
"confórmate" sé prudente,
es mi silencio un precio?
no lo sabes, estás ausente.
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