Las arduas penas que provoca el llanto
cuando lloras doliente tus presagios
empañan con sus lágrimas mi encanto
y entorpecen las voces de mis labios.
Las quejas rodarán al son del viento
en el triste rumor de aquel camino…
de vida, de pasión… y el dulce acento
del lecho de ilusiones encendido.
No busco tu pesar enardecido
ni el hechizo de tu perdón maltrecho,
yo quiero del jardín verdes olivos,
tu noble corazón, en casto pecho .
Estar viviendo en ti jamás dormido
cual lámpara de azul, con fiel reflejo,
y no llorar jamás tu cruel olvido
y ser de tu ilusión cordial espejo.
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