Mueve la brisa las hojas de los árboles
del cálido parque;
se pierde la mirada en el estanque
mientras que el tiempo y los sentimientos
se juntan en un nostálgico viaje.
Y al recordar el amor del Padre
vuela el pensamiento
a la naturaleza que nos muestra
como el fuerte árbol
cobija con su sombra,
alimenta con su fruto
y fija en sus raíces
el más noble sentimiento
que transmite a través
de los latidos de su savia,
desde el alma,
como lo transmite el Padre
a hijos, a nietos...
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