Valio la pena haber nacido
para besar a mi madre,
para amar a mi hija,
que es el cielo mismo.
Mereció la pena vivir,
para saber lo que he sido,
para darme cuenta hoy,
que seca estoy por dentro,
tras tu llegada y olvido.
Aqui, entre paredes viejas,
de un edificio derruido,
miro hacia tejados vencidos,
para ver el sol escondido,
para respirar hondo y olvidar,
decirme a mi misma que existo.
Atrás quedan sueños,
ilusiones de amores no vividos,
tanto de ti leido,
otro tanto que no digo,
atrás quedas tú amigo,
yo sigo con todo lo mio.
|