Maestro, de verdad querido amigo,
compañero de todas mis nostalgias
y hacedor de valles y caminos,
proyectista del faro de mis ansias.
Siempre tienes la llama que motiva
el profundo y alto pensamiento,
la alforja sensitiva del sediento
y en tus manos la vara preceptiva.
Eres radiante sol en la distancia
que ilumina cauces y lamentos,
hacedor de las artes y montañas
y Quijote furtivo de los tiempos.
Tú llegaste feliz de todas partes
esculpiendo tu genio de conquista,
ilustraste per se las bellas artes
con reverencia de pasión, sumisa.
Rendiste tu pobreza ante testigos
a nombre de las ciencias seculares,
rumiando tu tristeza entre los males
pues fueron los tropiezos tus amigos.
Maestro, tú de soles y quimeras
hiciste la cadencia de las horas,
forjaste la ilusión de mil banderas
a nombre de batallas redentoras.
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