BESOS COMO HIMNOS
Persigo tus besos por un mapa de silencios.
Busco esas caricias de siempre,
las del embrujo inocente, esas del mudo gesto de la ofrenda
desgranándose sobre mi rostro como uvas edénicas.
Peces de azúcar nadan en un mar de contradicciones y desencuentros,
y se escurren de mis manos de arena, convertidas en desiertos.
Tus besos lejanos me apartan de la quietud de esta tarde rubia.
Adivino verdes de sombra en atardeceres advenidos.
Mi propio ocaso penetra hasta la profundidad de mis huesos,
adormecido ya el fuego, pero latiendo aún en cenizas relumbrosas.
Desde aquí, refugio en el que deletreo el bramido de tus tormentas,
hago alarde de estas ascuas que se apagan.
La calma me abraza dulcemente, como una
trama de hilos brillantes, muelle
donde se apagan himnos y conjuros.
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