Agua limpia, salubre y siempre pura,
lago tan hondo como el suave viento,
tus playas me regalan el acento
de fruta verde y a la vez madura.
Me anido para ti... en la llanura
y en los pliegues dolientes de tu huerto
camino mi dolor en un desierto
que busca tu agua… por copiosa y pura.
Tal vez llegue al final, sin sed ni frío,
ahí rondas perspicaz con suave espera
si vives con rubor la primavera
del nítido rumor de mi albedrío.
Y si una vez te encuentro atrás del muro
del lento caminar que a tono fraguo
serás entonces para mi, mi lago,
de un salubre sabor, tan limpio y puro.
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