a ver si
el terremoto
quitó el asfalto
si creó la miseria
si derrumbó esas casas de adobe,
ese que, entre
viejos y niños
durante siglos,
creó paredes
que hoy se caen
como se caen
las hojas medio podridas
de un árbol
eternamente esquilmado
ante la mirada del paseante
preocupado porque llega tarde
a la compra del adobe
-el otro-
oferta en unos grandes almacenes
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