I
Lanzado a mi buena estrella
que yo sepa, musa alguna,
de quien haya gran fortuna
ha querido ser tan bella
que dejando escrita su huella
se haya vuelto sin libreto.
Y al tomar del brazo el reto,
del cielo vio ríos de oro,
donde nunca algún tesoro,
fue enterrado sin boceto.
II
Porque si mantengo vivo
ese deseo indomable
tan rebelde como amable
no me quieras agresivo
siendo esclavo compasivo
si el gusto por lo reciente
no se aparta de mi mente
aunque el corazón deshecho
apenas responda de hecho
a quien me ame de repente
|