No tiene el redondel la donosura
ni tampoco un asomo de decoro,
ya pierde nitidez el amplio foro
ante la muerte de un valiente miura.
El torero decrece en su hermosura
y por eso en versos yo deploro
sea pretexto matar a un lindo toro
a nombre del percal y la figura.
Matar siempre será algo siniestro
impropio de lo sano y lo valiente,
no podemos decirle a nadie diestro
por rijoso mendaz, por imprudente.
Y así me pierdo yo en amplio llanto
ante el toro que muere con espanto.
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