Ayer fuiste mi ilusión primera y hoy
te entregas airosa en equilibrio.
Como goleta que en la quilla lleva
la sombra de las aguas y del limo.
Las quejas del dolor las envolviste
en tu parque sembrado de narcisos.
Te reintegras al mundo de las formas
cuando luces en tus manos el corpiño.
Mujer airosa que a su paso rasga
las voces esculpidas de ludibrio.
Galana diosa en dorada puerta,
estatua de abandono en mar tranquilo.
Yo tomo de tu boca los perfumes
que en tus labios se vuelven bebedizo.
Tu talle en esfumino se me antoja
y tu cuerpo parece un obelisco.
Los faroles pesarosos ya se apagan,
como antorchas funestas pierden brillo.
Vuelve hacia mí, sin lluvia de nevasca,
y convierte tu amor en mi delirio.
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