Como no sé manera diferente
de poder afrontar libre mis miedos
en vano logro disfrazar los credos
aunque mi alma los pida de repente,
queriendo demostrar lo que presiente
a riesgo de incidir en sus enredos,
pues nadie goza de perder sus dedos
cualquiera que se llame inteligente.
Con gran fortuna nunca olvidaré
cuando esa dicha se filtró en mis venas
tratando de buscar la libertad,
que en el infierno nunca me encontré
de improviso con tantas cosas buenas
olfateando a tientas la verdad.
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