Doy vuelta a la esquina y de mí nace un río,
te imagino ardiente sol en ardiente lluvia
y por no dejar y sin más te sigo.
Aspiro los lugares de común,
los lugares tuyos, los lugares míos,
que deberían ser suficientes y mantener con vida este bodrio
aunque no tenga ya ningún sentido.
Por que esta ciudad se muere y me sigue a todas partes,
como ya alguien alguna vez dijo.
Camino y me busco,
me envenenan sus miedos,
me engulle y su aire respiro
y aunque ahora es mi ciudad a mi ciudad maldigo.
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