Si he de reconocer que soy tirano
por duro que resulte ese momento
no quiero colocarme cara al viento
razonando que todo el monte es llano.
Pues aunque el ánimo esté siempre a mano,
por mucho que suprima el sentimiento
comprometiendo todo fundamento,
logro esconder el rostro más humano.
Tampoco veo el tiempo conveniente
que confunde vigilia con el sueño
donde dicen se esconde casi intacta
toda felicidad del no creyente,
apostando por ser su único dueño
aunque fuera de forma muy abstracta.
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