Bien duro me resulta ir por la vida
con bastante hambre y ganas de razón
esperando que un golpe de atención
me consuele en curar cualquier herida.
Porque si encuentras padre que lo impida
permitiendo salir del achuchón
ojalá te secuestre un batallón
y la maldición fuera compartida.
Pero fácil se pierde la conciencia,
de que la vida es breve y pasajera,
para poner el alma en carne viva
exigiendo una prueba de paciencia,
antes de abandonar en la trinchera
cualquier rastro de vida conflictiva.
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