Z O E
olía sutilmente a desolación la vieja la chola la vida es
larga y
angosta como una avenida de abedules
invariable geometría de siempre
que anida en mi ladera
ofreciéndose
en un dantesco juego de ajedrez
yo no puedo con tanta libertad
alineando rostros y ninguno
ha dejado su envoltura corporal
río y viento
reza un letrero de carretera
ir y volver
apenas un cálculo mientras nos respiramos
epifanía heráldica
en qué frontera sujetarás mi reloj
el entusiasmo la herida tan desnuda como eres
esqueleto
en
ton
ce
s
t a m b i é n
y
o
humo llama fuego infierno rozamiento
latidos mordiscos
largo corredor
una jira que se deshace en otras jiras
en el oficio de exhalar el vacío infinito un mundo dual
yerbas
zanjas
paisajito inútil pero suelto
oliendo a un chardonais más afrutado
en las mañanas
en que no puedo estirar los brazos
en este traje
terracota
verde
amarillo
como es el otoño armonizándose
y yo nunca puedo más allá del ojo
difícilmente
soy la niña
que abre la puerta
cuando la noche anochece sola
me hundo en una especie de cautividad
entre
letras
y
palabras
y
gráficos
y
figuras
igual que una pirámide
en su domicilio.
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