Tanto comprometí mi libertad
que si no fueran hoy las ilusiones
ocultas en los sueños y adicciones,
difícil se ponía mi orfandad.
La primera en partir fue la verdad
murmurando entre dientes sus razones
y luego le siguió entre algodones
tristona y consumida la amistad.
¿Cómo podría andar por esta vida
con la felicidad tan desinquieta
ajustando el camino a la vereda,
y obviando la tarea más temida,
si no fuera dejando el alma quieta
en un lecho de suave y fina seda?.
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