La tarde se escapaba de mis sueños,
recostada entre mimbres y amapolas,
la suerte se había marchitado,
por culpa de un silencio que se fue,
que se fue sin apenas decir nada.
No me duelen mis lágrimas,
no me duelen mis penas,
por que siento que tú estás a mi lado,
y solamente eso me basta,
y solamente eso me sostiene.
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