Yo también busco una palabra,
Una sola,
necesito un lugar donde pararme
porque estiré la mano y no había nadie
y cuando abrí los ojos
me admiré en la maravilla del crepúsculo
pero era sólo sangre cubriéndome los ojos
filtrando la paz del día
en la que sólo acontecían mi dolor y mis golpes,
y la sombra de un ángel con sus alas de bronce
y la sombra de un árbol con su pájaro muerto
en la puerta del nido
y las sombras de cruces en sus múltiples piedras,
y las flores, las flores,
pudriéndome las manos,
y esta boca con sed de tu saliva,
y este abrazo buscándote,
soñándote, pensándote, deseándote
por pasillos de sombra y de silencio
donde tendrá que nacer una palabra, una sola,
que me permita nombrarte
pararme sobre el mundo
y escribir el poema
que me salve.
(De "El libro de la Alegría y otros poemas" 2005)
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