Nunca podré comprar felicidad
al precio que me exija mala vida
y aunque requiere mucha voluntad
no voy a irme detrás de quien lo pida.
A bien seguro habrá quien de verdad ,
y de forma agradable y divertida,
pueda y quiera sentir curiosidad
por darme sin pasión la bienvenida.
Con esa magia trato de engañar
una realidad que a veces duele,
cuanto más no se borran sus secuelas.
Y mucho más pretendo retrasar
que el pobre corazón se me congele
sin disfrutar de todas sus novelas.
|