Si mi mayor delito, sólo fuera,
conseguir mantener la piel maciza
evitando si puedo una paliza,
para nada querría una hechicera.
Y será mi señal de cabecera
salvar en lo posible la baliza
escapando saltar a la pedriza
teniendo un comodín en la chistera.
Hoy miro hacia detrás sin más deseo,
que poder conciliar mi frágil sueño,
sin sentirme obligado a reclamar
del los cielos ningún sutil trofeo
que necesite para verme dueño
de todo mi secreto muladar
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