No quiero compartir toda la vida
en secreto, y basada en las flaquezas,
cuando el azar no me ofreció riquezas,
morir cerrándome cualquier salida.
Ni camino del mundo a mi guarida
en busca de otro tipo de bellezas,
porque temo un montón las sutilezas
dejo que sea el alma quien decida.
Así logro salvar de las cenizas
el recuerdo de aquel primer amor
que me anima a que siga otros destinos
retozando entre lágrimas y trizas
para que nunca pierda el pundonor
tras la pista de nuevos desatinos.
|