La lluvia está cayendo muy suave y muy pareja
sobre el rojo tejado de nuestro dulce hogar,
la puerta está entreabierta y escuchamos la queja
de un triste campanario que comienza a llorar.
Hay en el campanario una vieja campana
que entona con nostalgia talanes de dolor
porque se ha muerto, dicen, en hora muy temprana
su campanero amigo por no tener amor.
Relámpagos muy tenues con truenos muy lejanos
allá en el horizonte se pueden observar,
parece que juntaran con poderosas manos
a seres que se buscan para poderse amar.
La campana no calla, arrecia la tormenta,
el cielo se ilumina bajo un rayo veloz
y con fuerte sonido el trueno se presenta
como manifestando todo el poder de Dios.
Muy cerca de la hoguera que hay en nuestra casita
se encuentra una mesita parada en un rincón,
sobre ella, iluminada, está una virgencita
a la que le pedimos nos dé su bendición.
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Maracaibo, 10/10/05
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