En mi diario de abordo siempre escribo
“a tu destino nunca le provoques,
porque a base de darle muchos toques
tus piernas perderán así su estribo”.
Y sin ser un profeta compulsivo
digo que existirán sin par enfoques
diversos en los cuales te coloques
pensando en cómo ser un fugitivo.
Pues siempre me remito a la experiencia,
suponiendo que el rumbo que se fija
nunca verá sus frutos por bondad,
si acaso encontrará la penitencia
que su discreto pundonor elija
dándole un buen meneo a la verdad.
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