Te saludo dos mil nueve,
no sin antes ver curioso
como entre tanto tramposo
la economía se mueve.
Una mejoría leve
se otea en el Matogrosso
y quizás se haga famoso
quien a brindar ni se atreve.
Despidamos dos mil ocho
y a su crisis de avaricia
como broma de mal gusto,
sin levantarse tan pocho,
dándole una gran caricia
a quien nos saque del susto
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