Cuando los sueños cesan, algo muere,
toda vez que la salsa de la vida
sola se vuelve vaga y aburrida,
como si en los infiernos estuviere.
Y sea de la forma que ocurriere,
cuando el mismo optimismo que nos cuida
rompe de golpe y sin razón su brida,
no hay en la creación quien lo supere.
No quisiera llegar a comprender
que una vez liberada la presión
la ambición por la vida se relaja,
dejándonos en ese anochecer
que nubla para siempre la razón
y nos lleva a jugar en desventaja.
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