Yo pintaré en el mar sobre las olas
la marca del dolor que estoy mirando
de aquel delfín que sufre el desamparo
de un pobre mundo que se muere a solas.
Y esculpiré con mi lloroso ruego
al niño solitario y extraviado,
al mendigo mendaz, y desde luego,
la estulticia de todo lo llorado.
Cantaré con mi voz en solitario
a los bosques que mueren taciturnos,
al responso del sino rutinario
de confines de todos mis nocturnos.
Y pintaré en el mar estando a solas
la tristeza de un mundo deprimido
para morir hundido entre las olas
sin emitir un ¡ay! ni un quejido.
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