Que triste y penoso ver lo inmundo
que en nuestro planeta cree y crece
y ver que sin piedad se desvanece
el honor, libertad, y amor profundo.
A todo eso que conduce el rumbo
de una vida plena de justicia.
De fe, amor, paz, y en primicia
amar a Dios, Dueño de este mundo.
Este caos de horror en que vivimos
habrá de terminar si nos unimos
como buenos hermanos, y admitir.
Que de cualquier color, raza, o nivel
todos los hombres somos hijos de El
y en armonía ¡habremos de vivir!
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