Con el paso del tiempo a mi pesar,
uno cae en la cuenta, que el amor
regresa a nuestra puerta, sabedor
de cuántas veces haya de rondar.
Y como nunca me querré callar
a sabiendas de ser muy buen actor,
no tengo tanta fama de hablador,
y mucho temo que me hará su altar.
Listo estaré y a gusto preparado
para cuando se muestre la ocasión
revivirla tal vez como si fuera
la suerte del mejor afortunado,
que por fin reblandece el corazón
sin relajarse nunca la mollera.
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