A menudo mirando los celajes
aprecio el palpitar de mis entrañas,
el hermoso grosor de mis pestañas,
simulando sus fuertes maridajes.
Y como si soñase en largos viajes
entre mis caminatas más extrañas,
donde hay que utilizar las artimañas,
cuanto antes que disfruto sus paisajes.
Y así enjugo mis lágrimas confusas,
donde se junta el cielo con la tierra,
tratando de alegrar mi triste canto,
lejos donde suplico yo a mis musas,
que perdido a través de la alta sierra
alivie a la sazón mi triste llanto.
|