Hoy hablemos de fútbol compañeros,
de tantos jugadores mercenarios,
y de sus jefes lobos esteparios
haciendo del deporte sus linderos.
Pena da ver sus rostros usureros
condenando el cajón de sus armarios
como si fueran hábiles sicarios
al servicio de locos peseteros.
Con lo que pagan por cualquier figura
se podría quizás paliar las pegas
y acabar con el hambre en medio mundo,
pero sin alma firman la factura
como se lanzan sin razón y a ciegas
aunque prime el ayuno más rotundo.
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