SOLSTICIO
Huérfano de ti, viento frío y oscilante
me siento y te veo caminar a ningún lugar
simular que a mi te acoges, que te hundes
en la cavidad insomne donde recuesto mi cabeza
noche tan mía, te ofrezco ser sólo una sombra
permanente, que se aferre a tu piel intensa
navegante, humo itinerante, tremolada bandera
¿qué distancia apresurada recorre un instante?
impide acaso que acechados figuren dos aires
uno que cae hacia arriba cargado de granizo
y otro que huye húmedo de una caricia furiosa
Huérfano de todo lo que implica dejar de respirar
quedarse extasiado de no ver sino el misterio
que rústico se acomoda en mis vísceras tibias
en mis huesos taciturnos que conservan sus estrías
noche densa, tan de nadie, que cabalga quieta
tras los pasos que quietos trazan un sendero
ululante, remilgado y sin trozos que atestigüen
el itinerario de la brisa, lo estrepitoso del silencio
¿qué tiene de inevitable la luz adormecida en los rincones?
una simple y remota orfandad que no discierne sobre
la niebla raída, la impecable tenacidad de los postes
donde algo penetra hasta el misterio de la noche
|