te comías mi alma a trozos sin saber que la tenías dentro
empalagada la luz cortada en sesgos de colores vivos
penetraba tu voz en mis silencios hoscos y sin sabor
sentía tus pasos en el claroscuro de mis paredes grises
despertaba en sueños de pronto como si despertara
y una mano sin uñas rozaba con violencia mis entrañas
inmóvil y sin bestias cercanas resollaba mi alma a gotas
quería despertar y no podía sino prestarme alas de tu sombra
entamborado mi pecho respiraba a borbotones por los ojos
en hebras tus pasos rasgaban las inmensas cortinas de la nada
y, en un fulgoroso y repentino grito mi alma despertaba de la noche
buscabas tal vez en mis vísceras lo que extraviaste en tu vida
no sé de ningún parentesco cierto o amistad cercana, pero intuyo
que algo debe haber para que vengas a mi simple repositorio
de noche antes que de día, no te dejas ver sino por ráfagas
no sé de deudas ni de promesa incumplidas, puede ser
que te haya amado y no te lo haya dicho, que te dije buenos días
en lugar de decirte acompáñame a visitar los bordes del lago
no sé, en tantos desvaríos se cruzó mi alma, que algo debe haber
para que de la sombra surjas como un clamor a ciegas
para que asomes sin palabras, con instantes ensartados en la nada
en mi sangre, te adueñas de su flujo y balbuceas como pesadilla
quise entenderte y espero tu llegada cualquier noche, ninguna noche
|