Mario, dime cómo recupero tu gracia,
cuéntame el secreto de tus piropos
a la mujer, a la existencia y a la vida.
Explícame como contar con alegría
las penurias de la rutina, del día a día.
Dónde puedo encontrarte, Mario,
será quizás en el son de tus versos,
en las canciones que nacieron de ti,
o será en las olas de tu deseado mar,
en esas ideas huérfanas que te amaban.
Légame algo de tu sencillez y sabiduría
para poder expresar en parecida lengua
la alegría de vivir y la lección del dolor.
Y la dulzura de tu mirada para observar,
para obtener el mensaje de la luz y el color.
"Yo no te pido que me bajes una estrella azul,
sólo te pido que mi espacio llenes con tu luz."
Siempre buscaré tus respuestas, Benedetti.
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